Haz clic en la imagen para ampliarla
1863 LA HISTORIA DE LA PELOTA
Cuenta la leyenda que el juego de la pelota con el pie fue repudiado por Sir William Shakespeare, como así dejaría constancia en una de sus obras cumbre, «King Lear» (1605), refiriéndose a uno de sus personajes como «miserable jugador de fútbol». Y es que el fútbol, por entonces, era una mezcla de balompié y rugby, cuya agresividad en su práctica, llevaría a ser prohibido hasta por el propio Rey Eduardo II de Inglaterra, tres siglos antes —en 1314—, debiéndose practicar en la más estricta clandestinidad. El paso del tiempo fue puliendo aquella «brutalidad» y tantos eran sus practicantes en las islas, que en 1848 los estudiantes de la Universidad de Cambridge, Henry Winton y John Charles Thring, redactarían las llamadas «Reglas de Cambridge». Y así fue cómo la distracción dominguera que mayor pasión levantaba entre los jóvenes británicos, daría paso al primer partido de la historia, que enfrentó al Sheffield F.C. vs. Hallam F.C., un 26 de diciembre de 1860. La voz de aquello se corrió como la pólvora por todo el reino y, situando el epicentro en el pub más cervecero por excelencia de Londres como era la FreeMason´s Tavern, se creó la Football Association (F.A.), la primera federación de fútbol de la historia. Aquella apasionante actividad física se extendió por todo el mundo y entraría en el resto del viejo continente por la puerta grande. Los ecos del primer gol oficial de la historia anotado por «Kenny» Davenport, las grandes dotes bajo palos de «Fatty» Foulke, y las hazañas del Corinthian F.C. 1882, no pasaron desapercibidas para los estudiantes españoles más destacados de la ILE, como era el caso de Bartolomé Cossio, que introdujeron la noble distracción del juego de la pelota en Madrid —ya antes en las Minas de Riotinto, Ildefonso Martínez Pérez, el primer jugador español de fútbol de la historia en 1888, daba sus primeras patadas al balón junto a los emigrantes ingleses que llegaron a Huelva—. Su evolución en el tiempo daría paso a las grandes gestas como las protagonizadas por el «Wunderteam» de la mano de Hugo Meisl —creador de la Copa Mitropa— y Matthias Sindelar. Las hazañas de la selección española de Zamora, Quincoces y Lángara, capaces de empequeñecer al propio Hitler en Berlín; la influencia de Mussolini en el desarrollo del Mundial 1934; los 8 goles de Pedrito Bazán; el Maracanazo; Puskás y los «Mágicos Magiares»…, todos ellos pintaron de color aquel fútbol romántico en blanco y negro, hasta culminar en 2010 con el mayor logro jamás alcanzado por nuestra selección de la mano de uno de los grandes protagonistas de este relato, don Vicente del Bosque.