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AGUAS DEL LETEO
Para quedar en paz con nosotros mismos es necesario enfrentarnos a nuestros demonios, embarcarnos en un viaje sin retorno a nuestro propio infierno interno. Ahora bien, ¿basta solo con eso? Este poemario no supone más que una búsqueda de esa quietud que tanto se nos antoja inalcanzable. El único modo de sanar, de hacerlo por completo, es prestándonos a dejar ir y a olvidar completamente. Pero ¿cómo hacerlo? Su título arroja una pista, puesto que hace referencia al río del olvido, de cuyas aguas, según la mitología griega, bebían las almas, tras recorrer el Hades, antes de reencarnar. Así, en definitiva, Aguas del Leteo es una sutura para esas heridas que la vida nos deja, un símil de ese río. Solo un fino velo separa la vida de la muerte, y este poemario, precisamente, trata de romperlo con tal de hacernos sanar, ofreciéndonos de las aguas del olvido.