Francisca Aguirre merece ser recordada como la poeta de los desposeídos, pues sus versos dieron voz a las mujeres de posguerra, a las personas silenciadas y a las víctimas de la Guerra Civil. Siendo autodidacta, es su poesía grito desgarrado y voz interrogante; se nutre además de una escritura autobiográfica que es memoria del periodo histórico que le tocó vivir y que le valió la obtención del Premio Nacional de las Letras en 2018. La presente antología, Alfabeto de tierra herido, recoge una cuidada selección de sus mejores poemas realizada por la poeta y artista Julia Otxoa —quien además la prologa cálidamente—, que persigue reconocer su figura y contribuir a difundirla. La compilación de poemas muestra a lo largo de los años el estilo poético sumamente personal de Francisca Aguirre, que construye una poesía ética y comprometida, que llama a la reflexión, mediante un lenguaje directo y una métrica irregular, valiéndose de una sencillez expresiva que a la par refleja su importante sustrato cultural y que toma la mitología y la música como recurso lírico. Como sostiene al respecto Julia Otxoa, sobrecoge la fuerza interior de Francisca Aguirre, que brilla desde un humanismo desencantado transformado en una poesía que es paisaje de belleza intensa y estremecedora.