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ARTESANO DE LA CALLE OVIEDO, EL
El poeta, escribía René Char, tiene a lo más una tarea, nunca una misión. A esa tarea, lenta y rigurosa de la palabra, se dedica El artesano de la calle Oviedo de Rafael Lechowski en una prospección que al ser la del nos (la genealogía, la familia, las amistades, el barrio) resulta también la del nosotros. A medio camino entre la autobiografía, el diario, el dietario, la palabra del escritor expone sin máscaras las dudas, flaquezas, miedos, ambiciones, deseos en una voz que es todas las voces: Y ahora en este mismo instante soy este que mira también: un hombre más arrastrando conscientemente el maravilloso cansancio de todas las eras. La mirada del autor expone -a la vez que investiga-, una arquitectura de la sensibilidad, que es, al mismo tiempo, la del propio yo, la respuesta a la pregunta que tanto buscamos. Es este, además, un privilegiado acercamiento al estudio del escritor, donde la biografía, la propia experiencia, se imbrica con la creación a través de sus análisis lúcidos y rigurosos sobre el ir haciéndose de la propia obra: Quiero escribir sin pretensión, con la misma confianza con que mi madre