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AUSTERLITZ
Al amanecer del 2 de diciembre de 1805, en torno al minúsculo pueblo de Austerlitz, tres emperadores se observan. Quedan pocas horas para decidir el destino de Europa. Aquel de los tres que se lleve la victoria habrá ganado ante la historia la más extraordinaria batalla de los tiempos modernos.
Napoleón es un mal jugador de ajedrez, pero cuando se trata de cubrir con sus soldados y sus jinetes ese minúsculo tablero que es la provincia checa de Moravia, de encerrar a sus enemigos, de engañarlos para incitarlos a atacar los primeros, todo su genio se despliega.
Con su "Gran Armada" de menos de 100.000 hombres, Napoleón va a destruir, en un solo día, sobre un campo de batalla que entrará en la leyenda, a las dos armadas europeas más poderosas, la austriaca y la rusa. Dos siglos más tarde, las escuelas militares del mundo entero, de Hamburgo a Princeton, siguen analizando la estrategia de esta batalla, que contribuyó a cimentar el mito de Napoleón como genio militar.