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BABALAZA
Muchas madres sienten que se les ha amarrado al cuello una pesada cadena que no las deja avanzar. ¿Se puede amar y odiar al mismo tiempo a los hijos? ¿Es normal que una madre en ocasiones sueñe con despertarse siendo la que era antes de la maternidad? Y, lo que es peor, ¿cómo vivir cuando se tiene ante los ojos la prueba del irremediable paso del tiempo? Todas esas preguntas asaltan a una mujer cuando las hijas van creciendo y ella empieza a contemplarlas desde un lugar cada vez más alejado, un lugar en el que habitan culpas, remordimientos, nostalgia, recuerdos de niñez y reflexiones sobre el intrincado tapiz femenino de las relaciones intrafamiliares.