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BODEGONES FLOREROS Y TRAMPANTOJOS
Son numerosos los estudios que abordan los usos y costumbres establecidos en Sevilla sobre la época barroca. Este estudio viene a complementar visualmente dichos trabajos gracias al análisis de un amplio repertorio de imágenes que reproducen bodegones sevillanos. Su examen nos permite advertir con perfección los detalles de la vida cotidiana vinculados a la subsistencia alimenticia. Estas escenas tienen lugar en cocinas y comedores donde apreciamos las distintas labores que conlleva la gastronomía de aquel tiempo. También un segundo aspecto, reflejado a través de la pintura de floreros, nos permite conocer la sensibilidad y el buen gusto que imperaba en las clases sociales medias y superiores, que decoraban sus mansiones con lienzos en los que aparecen bellos repertorios florales. La gratitud visual de estas obras emana primero de la sensibilidad del pintor que las interpretó, pero también del buen gusto y el refinamiento de aquellos que encargaban este tipo de obras. Este recorrido, que dura un siglo y medio por la historia de los floreros y bodegones sevillanos, se inicia a principios del siglo XVII, momento en el que lentamente se fue implantando un claro sentido de la realidad. En principio estas novedades se ciñeron a formas escuetas y severas pero a partir de 1650 se incorporó el vitalismo y la teatralidad que caracterizaba al espíritu del arte barroco. Analiza este trabajo, a través de los bodegones y floreros pintados en Sevilla durante el periodo barroco, el sentido del gusto (gastronomía y estética) que en esta época tuvo la sociedad hispalense, imbuido siempre de una nítida inclinación hacia el equilibrio y la mesura. Enrique Valdivieso es catedrático Emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla ha ejercido la docencia en la misma durante 40 años desde 1976 a 2016. Al mismo tiempo se ha dedicado a la investigación con especial predilección por el ámbito de la pintura, realizando numerosos trabajos en los que ha estudiado los conjuntos pictóricos de la Catedral de Sevilla (1978), Palacio Arzobispal (1978), Hospital de la Santa Caridad (1980), Universidad (1980) y Museo de Bellas Artes (1993). Y aparte ha realizado también varios libros sobre la historia de la pintura sevillana (1986) y de la pintura barroca (2003). Ha publicado sucesivas monografías dedicadas a los principales pintores de la ciudad, como Pedro de Campaña (2008), Francisco Pacheco (1990), Francisco de Zurbarán (1988), Bartolomé Murillo (2010), Juan de Valdés Leal (1988), Francisco de Herrera el Mozo (2015) y Sebastián de Llanos Valdés (2021). Ha realizado también numerosas exposiciones dedicadas a Murillo (1982), Juan de Roelas (2008), Francisco de Zurbarán (1998) y Juan de Valdés Leal (1991).