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CEPILLO
El pequeño Sala tuvo un disgusto de muerte. Le pareció que no hallaría la forma de continuar viviendo, que sin el perro todo resultaba insulso y sin objeto. Pasado el momento de las lágrimas, el problema que se le presentó fue el de dar un destino honorable a la cantidad de afecto que dejaba vacante la ausencia del Turco Brinca como un perro, reconoce su voz como un perro y ladra como un perro ¡pero no es un perro! En este entrañable relato, que trata un tema cotidiano lleno de magia y ternura, la fuerza del amor y la ilusión de un niño consiguen lo impensable: que un simple cepillo se convierta en animal de compañía.