Si pudiésemos contemplar la secuencia del paso del amor por nuestros cuerpos, se vería como la rama de un almendro en flor a las puertas de la primavera, cuyo fruto no siempre alcanza su forma más definida. Ese almendro es este poemario que despliega ese ciclo vital que nos revela el acto más luminoso del ser humano: amar, porque en él encontramos nuestra identidad y la perdemos al fusionarnos con el otro en la búsqueda de una única unidad generadora de la armonía cósmica. Pero no siempre es posible ese final. Tras Primavera en el desierto y Cielos de alquitrán, Óscar Preciado nos trae un poemario confesional trazado por experiencias y pensamientos que trascienden el cuerpo tatuando para siempre en él una huella, un recuerdo.