Haz clic en la imagen para ampliarla
CONFESIONES
No debemos olvidar que es uno de los pocos «Padres de la Iglesia» que han entrado por derecho propio en la literatura universal y en la historia de la filosofía. La oración de Agustín a partir de su vida consiste en abrir no sólo sus propios problemas delante de la divinidad, sino en pensar ante Dios con el vivo deseo de recibir su luz, a fin de que éste penetre en los problemas intelectuales que más le afectan: qué es el tiempo; qué es el mal; qué es la mente humana; qué es la memoria; qué es el amor y la muerte.
Estos grandes temas típicamente agustinianos parecen adquirir líneas, colores y relieves insospechados a la luz de esta Verdad que San Agustín identifica resueltamente con Dios. De esta manera, toda la humanidad de Agustín, su pensamiento y su vida, permanece abierta y transparente ante la Gracia y la Verdad.
Del prólogo de Josep Maria Rovira Belloso, catedrático de la Facultad de Teología de Catalunya