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CUANDO DEJAMOS DE SER NIÑOS
Con doce años me hice amigo de un superhéroe
Mimì, doce años, gafas, labia de sabelotodo y obsesión por los cómics, los astronautas y Karate Kid, vive en un edificio de un barrio popular de Nápoles, donde su padre trabaja de portero.
Se pasa el día en la calle, junto a su mejor amigo Sasà, un golfillo, o en el apartamento de un dormitorio que comparte con sus padres, su hermana adolescente y sus abuelos.
En 1985, el año en que todo cambia, Mimì está practicando la transmisión del pensamiento, urde planes para poder comprarse un disfraz de Spiderman, y busca el modo de romper el hielo con la guapísima Viola, convenciéndola para llevar comida a Morla, la tortuga que vive en la gran terraza del último piso. Pero, sobre todo, conoce al joven periodista Giancarlo, su superhéroe. Que, en lugar de Batmóvil, tiene un Mehari verde. Que no vuela ni mueve montañas, pero escribe. Y que por armas tiene un cuaderno y un boli, con los que lucha para vencer el mal.