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DECIDSELO AL PADRE
La eternidad es un lamento insoportable para el que vive sin vivir la vida, para el ángel expulsado que observa la evolución del hombre en la tierra. Es, pero su determinación lo lleva por el tiempo gritando al Padre todo el dolor que no siente su ausencia de corazón. Será d. Juan, claro, pero será una idea indeterminada e imprecisa que se desliza por un no tiempo. En realidad es una ucronía, una reflexión sobre los límites del mal y la blasfemia, de la mentira y del deseo como cadena de un ego sin límites espacio temporales. La hipérbole es la clave.La reivindicación de la lectura como acto íntimo y pausado frente a la inmediatez de los media es una necesidad en un tiempo sin tiempo.El personaje indescriptible, blasfemo y alucinado, vuelve a nosotros para recordarnos que ser hombre es mucho más importante de lo que creemos.