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DESLENGUA
Deslengua es un libro de cantares, coplas, tankas, falsas calaveritas, jaicus asonantados, repentes, juguetes líricos..., es decir, de palabras listas para entrar en acción y ser dichas o cantadas, aunque también se puedan leer en silencio y al descuido en cualquier sitio. En Deslengua, Carmen Camacho arrima la oreja al aire y hondura de la sabiduría popular y la tradición oral, pero sin intención de forzarla ni de impostarla sino de cogerlas al vuelo y entreverar, aquí y ahora, las posibilidades del habla común y de las artes del lenguaje. Poema a poema, letrilla a letrilla, Carmen Camacho suelta por su boca prestada la voz de nadie que reconoce como herencia, las lenguas que, al deslenguarse y dejar caer -en toda su gracia y belleza- la razón desmandada, el sentimiento y el hallazgo, desata lo que no está dicho, o no de ese modo. La autora compone estas letras con la intuición de que su vivencia personal puede ser también la de cualquiera. Deslengua es un homenaje a la lengua realmente materna, que es a la vez la lengua de todos y primeramente de los despojados, de las niñas y los niños y de esas mujeres sin voz pública -las deslenguadas- que por lo bajo se permiten cantar y decir -se deslenguan-. Deslengua se toma de la mano, a su vez, de quienes han escrito con esta misma inspiración, desde Antonio Machado a José Bergamín o, más cercanos en el tiempo, Isabel Escudero y Francisco Díaz Velázquez. El artista Patricio Hidalgo, autor de la ilustración de la portada y el mayor referente actual en la indagación plástica de los vínculos de la poesía y el flamenco, ha sabido condensar en un solo trazo lo vivo, lo junto, la mirada poética y la deslengua común que brota en estos poemas.