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DOMOSTROJ. EL LIBRO DE LA ECONOMÍA DOMÉSTICA
La traducción al español del Domostroj realizada por el profesor Enrique J. Vercher García es un hecho importante no solo para eslavistas, sino para todo aquel interesado en la cultura rusa. Esta obra es icónica no solo de los ss. xvi-xvii, sino también del s. xix, cuando experimentó un renacimiento. Olvidado en la época de las reformas de Pedro I el Grande, el Domostroj, gracias a los esfuerzos de editores e in vestigadores, alcanzó una amplia repercusión y su título se convirtió en nom bre genérico. Los conservadores veían en él un ideal de vida civil, mientras que los liberales se horrorizaban, sobre todo, por los castigos físicos profusa mente descritos en el Domostroj y lo consideraban la encarnación de todo lo «oscuro» y terrible que había en la Rusia anterior a Pedro I el Grande. Hoy en día se considera que todos tenían razón, puesto que, a pesar de las idealizacio nes, el Domostroj era un espejo en el que se reflejaba toda la vida cotidiana del hombre ruso. La polémica que se suscitó en torno a esta obra reveló mu chos de los problemas de la sociedad rusa. Los investigadores de finales del s. xx pusieron el acento en el papel reli gioso y didáctico de la obra. Al hablar del significado del Domostroj conviene recordar que entre los eslavos orientales la vida civil, «doméstica», a diferen cia de la monacal, durante muchos siglos no tuvo su propia «Regla», estaba poco regulada por parte de las instituciones eclesiásticas y estatales y, por eso, suponía una cierta laguna cultural en la que se conservaba el estilo de vida antiguo. Pero en el s. xvi los soberanos rusos acometen conscientemente la cons trucción de la «Santa Rusia», un país elegido por Dios. Para ello se recopilan viejas leyendas y se crean otras nuevas acerca de la casa real (leyendas que fueron recogidas en el Libro de los grados de la genealogía real), se compila Al lector 14 Domostroj. El libro de la economía doméstica una serie de lecturas para todo el año litúrgico (las Grandes lecturas mensua les del metropolitano Macario), se resuelven las grandes cuestiones de la vida religiosa en el Libro de los cien capítulos y, finalmente, en el Domostroj se define por completo la organización de la vida mundana. En esta obra la vida doméstica se concibe como un microcosmos. Las tres partes del Domostroj reproducen la «composición» del hombre (espíritu, alma y cuerpo): la «estructura espiritual» (capítulos 1-15) del libro se corresponde con el espíritu como principio supremo que introduce al hombre en el mundo de las entidades inteligibles; la «estructura mundana» (capítulos 16-29) se corresponde con el alma como principio sensitivo-emocional que vincula al hombre con el mundo terrestre; y, por último, la «estructura doméstica» (capí tulos 30-63) es la carne del hombre tejida con los «elementos del mundo». La concepción de la «estructura doméstica» era bastante compleja, incluía no solo la estructura «material» de la casa, es decir, el régimen económico, sino también la espiritual, esto es, la afinidad espiritual y el amor entre sus mora dores. Cuando leemos el Domostroj en el s. xxi, vemos en él, sobre todo, un monu mento de la cultura rusa del s. xvi, de una época que determinó en gran medida el desarrollo posterior de la literatura rusa, compleja, equívoca, y que, al mismo tiempo, ha ejercido una significativa influencia en la cultura mundial