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EL DE LACONISMO SYNTAGMA DE ERICIO PUTEANO
El laconismo nace en la Antigüedad como un estilo oratorio basado en la peculiar forma de hablar de los laconios, lacedemonios o espartanos, caracterizada por la economía lingüística, la concisión y el ingenio. Se trataba de expresar el mayor número de ideas o pensamientos con el menor número de palabras posible. Este ideal de brevedad no solo respondía al propio carácter de los espartanos, sino que también obedecía a razones de carácter práctico y de eficacia. También es representativa de una filosofía de vida, la espartana que buscaba la simplicidad y la sobriedad, que valoraba mucho la capacidad de condensar grandes verdades en fórmulas lingüísticas muy breves. En el Renacimiento, el redescubrimiento de los textos clásicos dio nueva vida al laconismo, de forma que van a ser muchos los humanistas que lo escojan como su ideal estilístico. Un buen ejemplo es Erasmo, que selecciona cuidadosamente cada palabra para que su impacto sea máximo, como sucede en su Elogio de la locur . Pero fue Justo Lipsio, quien hizo de la brevedad y de la economía lingüística su divisa. Lipsio se apoya en autores como Plauto, Séneca y sobre todo Tácito, que tienen precisamente en común el gusto o la búsqueda de la brevedad y el rechazo a los interminables periodos ciceronianos. Uno de los mejores seguidores de las enseñanzas del maestro Lipsio fue, precisamente, Ericio Puteano, quien, como podemos ver en su De laconismo sintagma no solo traza la historia de este tipo de elocuencia, sino que, en su defensa frente a las objeciones de Farnesio, define claramente lo que habría que entender por laconismo, una mezcla de brevedad, ingenio y vigor a la hora de habla. El gran mérito de Puteano, y su principal aportación, es haber llevado a cabo una reflexión teórica que definía en términos precisos lo que debía entenderse por elocuencia o estilo lacónico.