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EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO A TRAVES DEL CINE
La necesidad de innovar en la docencia y de transformar la pedagogía universitaria, de utilizar nuevos recursos docentes para atraer la atención del alumnado, para conseguir un mejor aprendizaje por parte del estudiantado y la incorporación del cine como herramienta en la docencia del Derecho internacional privado son la razón de ser este trabajo. Las relaciones entre el Cine y el Derecho internacional privado siempre han existido pues el fenómeno migratorio, desde tiempos inmemoriales, ha sido puesto en valor a través del Cine. Ha sido el Cine quien, desde sus inicios, ha reflejado los dramas humanos de la sociedad, entre ellos la necesidad de los seres humanos de dejar su propia tierra para sobrevivir en otro país. El visionado en clave ius internacional privatista de títulos como Green Card o Bajo el sol de la Toscana nos permite no sólo mostrar el múltiple reflejo del Derecho internacional privado en el Cine a lo largo de todo el siglo XX sobre todo, en el cine contemporáneo o analizar las concepciones jurídicas dominantes en el Cine; sino también tomar conciencia de algunos de los muchos aspectos y problemas del Derecho internacional privado través del análisis de su presencia en películas diversas; y fomentar el desarrollo del punto de vista jurídico en el análisis de la realidad privada internacional en la que estamos inmersos. La oportunidad que nos brinda el cine para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje, y de acuerdo con ello introducir en el estudio de la materia el cine como recurso para la enseñanza y el aprendizaje es el objeto de este trabajo práctico: presentamos aquí películas de ayer y de hoy (Vente a Alemania Pepe, Flores de otro mundo, Matrimonio de Conveniencia, La dama de oro, De la India a París en un armario de Ikea, etc.), conocidas y por conocer, todas ellas, eso sí, pequeñas joyas de la filmografía española y extranjera que han retratado magníficamente el fenómeno de las migraciones y de las relaciones privadas internacionales, buscando que el lector se siga identificando con el otro, que sea consciente de que nuestra cultura tiene una importante tradición emigrante/inmigrante y que compruebe que el que tiene enfrente no es diferente, sino que, en cierto modo, todos lo somos porque, como decía el genial Quino, por boca de Mafalda, personaje entrañable que fue/es/será siempre: Todos somos extranjeros en algún lugar del mundo.