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EL ENIGMA DE UN REY
El enigma de un rey La juventud de Pedro I de Castilla El viernes santo del año 1350 muere Alfonso XI de Castilla víctima de la peste, sucediéndole en el trono su hijo legítimo Pedro, el primero de Castilla con ese nombre. Pedro I cuenta con apenas quince años y ha pasado su niñez alejado de la corte de su padre y criado bajo la tutela de su madre, la reina María de Portugal, y de su ayo, Juan Alfonso de Alburquerque. Recibe una Castilla asolada por la epidemia y, desde el primer momento, se habrá de enfrentar a una levantisca nobleza y a su familia bastarda, la habida por Alfonso XI con su concubina Leonor de Guzmán, para intentar imponer una autoridad que todos le niegan. Serán siete años, hasta que cumpla los veintidós, en los que el inexperto rey comprobará con impotencia que la amarga realidad se impone sobre sus sueños y deseos: descubrirá que la lealtad es la virtud más rara en Castilla, por mucho que le juren los ricohombres y caballeros, que sin dinero un rey no es rey, y que los matrimonios son contratos donde el amor no suele florecer. La historia suelen escribirla los vencedores. Pedro I no lo fue, y de su voz apenas quedan vestigios. Será después conocido por el sobrenombre de «El Cruel» pero, sin duda, estos primeros años defendiendo su corona marcarían su posterior reinado. En cualquier caso, su vida será siempre un enigma. ‹‹… Decían que Téllez era tu amante, ¿acaso le querías más que a mí?… Déjalo, ya no importa… —Se giró hacia ella—: ¿Qué me has dado, madre…? La vida, solo la vida…››.