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EL FLAUTISTA DE HAMELÍN
La hermosa ciudad de Hamelín tenía dos defectos: los ciudadanos eran muy avaros, y los ratones eran demasiados. Eran tantos los ratones, que hasta los gatos habían escapado. Había ratones no solo en los sótanos, sino en las cocinas, en los dormitorios, y también en los desvanes.