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EL MOSCOVITA DESESPERADO
Estos relatos suceden en Moscú, Ginebra, Nueva York y París, pero todos se generan en la Buenos Aires de los años sesenta y setenta. A pesar de su confl ictividad política y social, era una ciudad abierta, multicultural y muy al día de las novedades artísticas, donde comenzaban a fl aquear las fi delidades a las doctrinas comunistas (los jóvenes optaban por el peronismo) y a decrecer la pasión, tan en boga, por el sicoanálisis clásico. Sus personajes pertenecen a ese período: el moscovita dispuesto a arriesgar su libertad para asegurar el futuro de su único hijo; el joven abogado que viaja por vez primera a Europa y se enreda en una aventura sentimental; la fanática comunista que predica las virtudes de la militancia, pero la vida le ofrece otras respuestas; el maduro seductor que descubre su senectud, y los desatinos profesionales y humanos de un sicoanalista atípico ilustran este paisaje. Un humor ácido atraviesa estos relatos que, además de entretener, plantean la fugacidad de las ideologías consagradas, hablan de verdades relativas y de las travesuras del azar.