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EL MUSEO DE LA ESTAFA
Resulta muy curioso observar cómo la sociedad, por mucho que creamosavanzada, continúa cayendo, generación tras generación, en los mismoso parecidos engaños una y otra vez. Avancemos un poco más en eltiempo, hasta principios de los años veinte, para encontrarnos con untipo que creó escuela. Les contaré alguna de las andanzas de MarioPickman, Antonio Llusiá Buset, José Portolés, Tomás Portolés, RafaelVillamil, José María Pina, Alfonso de Borbón? No teman, no pretendohacer ninguna soflama republicana, ni un repaso del censo de aquellaépoca; sólo pretendo revisar la sorprendente y acomodada vida queconsiguió llevar un tipo que, para conseguirlo, no dudó en adoptarcomo propio cualquiera de los nombres antes indicados y otros muchosque sería tedioso enumerar.
Corrían los primeros años del siglo XXcuando Antonio Llusiá comenzó a querer zafarse del destino que la vida le tenía preparado. Nació en Capellades, un pequeño pueblo delinterior de la provincia de Barcelona, en torno al