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EL PORQUERO DE AGAMENÓN
¿Tiene la verdad un valor absoluto o es más bien una instancia relativa y abierta a interpretación? De esta pregunta nace el tema central de El porquero de Agamenón, en el que un cuidador de cerdos sirve de hilo conductor a unos versos casi siempre breves y rabiosos, tan inspirados por el Siglo de Oro como por las greguerías o el hip-hop, tan llenos de humor como de mala uva, que van transitando del exterior al interior, de lo social y colectivo a lo personal e individual, y que hablan con la lengua de la calle, de modo directo y sin tapujos, del poder y la política, de España («este país»), de la condición humana, del amor, de la amistad, del paso del tiempo, de la vida y de la muerte… Unos versos que, sobre todo, se ríen de sí mismos y del propio oficio de poeta y que constituyen un divertido ejercicio de nihilismo.