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EL VIAJE SOÑADO
En esa primeriza época ingenua, de dudas existenciales, trágicas y melodramáticas que nos marcan al mismo tiempo que nos cautivan, un joven barcelonés de dieciséis años iniciaba un viaje escolar con destino a tierras lejanas entre dunas, ciudades amuralladas, jaimas y camellos, alejándose de la ciudad condal, zarpando hacia el que iba a ser su norte, sin saberlo. La chiquilla por la que siempre suspiraba le sonrió al mirarle, y con la torpeza de un adolescente a medio tostar, le devolvió el gesto. Esperanzador destino fue que ella también viajara con toda su prole a Marrakech y se sentara a su lado; sus ojos claros, tiernos y de brillo fastuoso como el astro rey por la mañana miraban por la ventana del autocar escolar camino al aeropuerto del Prat sin darse cuenta que era meticulosamente observada por él. Inmersos en un mundo desconocido a sus ojos, ambos protagonistas se descubrieron e hipnotizaron con un personaje autóctono y enigmático que les rompió los esquemas. Juntos rieron, hablaron, callejearon cogidos de la mano y se integraron con gentes de mil calañas. Pasaron las horas, los días, los años, un tiempo sagaz donde sus almas se reencontraron y sus caminos bifurcaron hasta más no poder. Sin duda, fue la mejor experiencia humana durante el viaje más intenso, extraordinario y paradigmático que Sergio vivió y que, años después, dio un giro de 360 º al rumbo de su vida.