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ENFERMAS
Un repaso histórico de las primeras cuestiones médicas sobre las enfermedades de las mujeres, pasando por las hormonas y hasta las enfermedades autoinmunes, escrito en un estilo fascinante y cautivador que dará mucho que hablar sobre la salud femenina.
Elinor Cleghorn enfermó hace diez años. Después de mucho tiempo oyendo que sus síntomas eran desde psicosomáticos hasta un posible embarazo, le diagnosticaron una enfermedad autoinmune. Mientras aprendía a convivir con su impredecible enfermedad, recurrió a la historia en busca de respuestas, y lo que encontró fue un indignante legado de sufrimiento, mistificación y diagnósticos erróneos.
En Enfermas, Elinor Cleghorn repasa la increíble historia de cómo la medicina ha defraudado a las mujeres al tratar sus cuerpos como algo ajeno y diferente, a menudo con unas consecuencias nefastas. El resultado es una exploración contrastada y rompedora sobre la relación entre la mujer y la práctica de la medicina, desde la idea del «útero errante» de la Antigua Grecia, pasando por el auge de los juicios por brujería que asolaron Europa y el advenimiento de la histeria como cajón de sastre para todo trastorno difícil de diagnosticar, y hasta las primeras incursiones en el estudio de las enfermedades autoinmunes y los cambios en el conocimiento sobre las hormonas, la menstruación, la menopausia y afecciones como la endometriosis.
Repleto de estudios de casos de mujeres que han sufrido, se han enfrentado a la ortodoxia médica y la han rescrito —y de los hombres que controlaron sus destinos—, este libro ofrece un análisis revolucionario sobre la relación entre las mujeres, las enfermedades y la medicina. Cleghorn se adentra en estos casos en un homenaje a las mujeres que sufrieron para que la medicina avanzara, y demuestra lo normalizada que está la enfermedad en la sociedad y la cultura, donde hace mucho que a las mujeres no se les da el crédito que merecen como testigos de sus propias experiencias corporales y su dolor. Hace mucho que urge un cambio de perspectiva: las respuestas se encuentran en el cuerpo, en los relatos de las mujeres enfermas. Y las vidas de las mujeres dependen de que la medicina aprenda a escucharlas.