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ENVEJECE UN PERRO TRAS LOS CRISTALES
El libro más personal de Castellanos Moya: breves apuntes y reflexiones que nos permiten conocer la intimidad de un escritor asolado por las dudas sobre sí mismo.
En este volumen, Castellanos Moya nos brinda sus dos extraordinarios cuadernos de apuntes, escritos en circunstancias muy distintas pero alentados por una misma voluntad: la del escritor que hurga en sí mismo para encontrar pistas que le ayuden a entender su forma de estar en el mundo. Cuaderno de Tokio (Los cuervos de Sangenjaya) fue fruto de una estadía de seis meses en Japón en 2009, y Cuaderno de Iowa (Envejece un perro tras los cristales) fue escrito entre 2011 y 2016, durante su estancia como profesor de escritura creativa en Estados Unidos, donde aún reside.
Aunque no se trata de diarios en el sentido estricto: a veces predomina en ellos la reflexión, el estado de ánimo y el trazo, antes que la anécdota del día a día. Mientras a través de la ventana de su apartamento toma conciencia del tiempo que pasa, asistimos a los deseos, las frustraciones y las manías de un autor que se exhibe a sí mismo, dudoso ante la esperanza de que una supuesta posteridad lo lea con la misma autocompasión con que dice haberse descrito a sí mismo.
La crítica ha dicho:
«Uno de los escritores más auténticos de Centroamérica.»
Diego Gándara, La Razón
«Castellanos Moya demuestra la alta calidad de la narrativa en lengua castellana, consecuencia de sus dotes y de sus experiencias personales.»
Joaquín Marco, El Cultural
«Castellanos Moya es una figura estelar en el todavía en marcha segundo boom de la literatura latinoamericana.»
Norman Rush, The New York Review of Books
«Los libros de Moya se encuentran entre las obras latinoamericanas contemporáneas más extrañas e incisivas.»
Michael LaPointe, Los Angeles Review of Books
«Cada uno de los libros que he leído suyos ha sido original y exigente a su manera. Su obra es política, pero íntima.»
James Wood, The New Yorker
«Es un melancólico y escribe como si viviera en el fondo de alguno de los muchos volcanes de su país.»
Roberto Bolaño