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ÉTICA DEL REWILDING
La noción de rewilding ha ganado popularidad en los últimos años. Recuperar la naturaleza salvaje es una apuesta por mitigar fenómenos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o el deterioro de los ecosistemas. Pero el rewilding no es en sí mismo bueno o malo. Hay diversas maneras de comprenderlo y contextos donde practicarlo, así que para valorarlo moralmente hace falta una reflexión crítica. ¿Es ético exterminar especies invasoras para priorizar el florecimiento de un ecosistema? ¿Es justificable intensificar y tecnologizar las actividades humanas para dejar a la naturaleza más espacios sin interferencia? ¿Aceptaríamos que se experimente ingeniería genética con algunas especies a fin de emprender una desextinción? Si el rewilding consiste en dejar que la naturaleza se autogestione, ¿hay que auxiliar a un animal salvaje que sufre? Estas no son preguntas dicotómicas que puedan responderse con un simple sí o no, sino que requieren de una indagación honda y multidimensional del problema que plantean. Poner en la balanza moral los beneficios y los perjuicios del rewilding implica atender a las últimas investigaciones científicas y plantear todo un debate filosófico. En un mundo cargado de pluralidad de actitudes y comportamientos hacia lo salvaje, es urgente una ética del rewilding.