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FUE VORAZ
Comenzado y escrito en gran medida en ese lugar idealizado y sereno que es un balcón frente al mar de noche en una casa de verano, Fue voraz se acabó convirtiendo en una especie de diario, de relato, de lo que vivimos y lo que dejamos de vivir en estos últimos y confusos años en los que el mundo parecía remontar y, sin embargo, no ha dejado de venirse abajo. Dividido en dos grandes secciones, el eje cronológico se parte en un antes y un después, una fina línea sobre la que luego han ido viniendo, además, las epidemias, las guerras y otras decadencias. Pero una fractura que devuelve una y otra vez a aquel balcón, por el gran peso de lo personal en nuestra percepción del mundo, del tiempo y de lo literario.