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INTERVALO EN LA MONTAÑA
Robert Frost se caracteriza por ser el gran sinecdoquista del siglo XX, un poeta capaz de representar en sus versos un pequeño suceso que, no obstante, insinúa y permite entrever un sólido pensamiento de profunda relevancia. Sus composiciones, situadas en lo anecdótico, más narrativas que líricas y permeadas por la linealidad de un lenguaje indirecto, lo llevaron a ser el único poeta en obtener en cuatro ocasiones el Premio Pulitzer. Publicada en 1916, Intervalo en la montaña —cuyo título original, Mountain Interval, ha sido objeto de variables traducciones— es una de las obras más representativas de Frost, en tanto el autor comienza aquí a explorar el lenguaje poético que lo significó entre sus coetáneos. Este lenguaje, marcado por la expresión coloquial, así como por una métrica innovadora y a la par sencilla, le permitió gestar una poesía situacional, plena de imágenes poderosas, donde abundan las representaciones del encuentro entre el yo y la naturaleza del noreste norteamericano. Su escritura adopta la forma de una parábola para abordar aspectos como el paso del tiempo, la muerte o el libre albedrío; incorporando monólogos dramáticos y cavilaciones de corte existencial. Sin duda, Frost sorprendió al mundo con su capacidad poética para descubrir lo extraordinario dentro de lo común.