Haz clic en la imagen para ampliarla
JUSTO ANTES DEL FINAL
Una poderosa novela sobre la memoria familiar y la construcción de los recuerdos en torno a la figura de la madre.
«Esta novela es la cronología indómita de la vida de una madre. Del frío y la locura a la historia universal. El mejor Monge en un crudo y bellísimo viaje al centro nuclear de una mujer».
Aroa Moreno Durán
Ésta es la historia de una mujer que se enfrentó a su tiempo y a su mundo, pero es también la historia de ese tiempo y de ese mundo: la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo en el que estamos.
En Justo antes del final la vida de la protagonista, una vida marcada por la invisibilidad, la enfermedad, la locura y las violencias, pero también por la resiliencia, la voluntad, los afectos y el cuidado de sí y de los otros, entra en tensión con algunos de los grandes acontecimientos de la vida pública: la llegada de la píldora anticonceptiva, la invención de la cámara instantánea, el desarrollo de tratamientos para las enfermedades mentales, la carrera espacial y la carrera por la prótesis auditiva perfecta, el descubrimiento de la antimateria, el diagnóstico del espectro Asperger, las investigaciones para alargar la vida, el protocolo de Kioto#
De vuelta al territorio autobiográfico, Emiliano Monge ha conseguido algo que parecía imposible: una novela que es un retrato a la vez que un mural. El retrato de una madre y el mural del mundo en que vivimos.
Sobre la obra de Emiliano Monge:
«La de Monge es una escritura que es un compendio de humanidad».
Ariane Singer, Le Monde
«Poscolonial, feminista y futurista, antiguo y bíblico a la vez. Una suerte de Biblia del mañana».
Jorge Carrión, The Washington Post
«Las fificciones de Monge son la metáfora exacta de la locura del mundo».
Eileen Battersby, The Guardian
«Sencillamente, un libro fabuloso, 400 páginas de literatura verdadera».
Alberto Olmos, El Confifidencial
«Aquí cabe el mundo entero».
Nadal Suau, El Mundo
«Monge tiene el toque. El ángel».
Élmer Mendoza, El Universal
«Leer a Emiliano Monge es sintonizar con una poesía oculta».
Berna González Harbour, El País