La historia de las revelaciones privadas nos muestra como Nuestro Señor Jesucristo a lo largo de 20 siglos, después de que subió al cielo para estar sentado a la derecha del Padre, ha interactuado con un número de seres humanos que por su santidad y entrega han sido merecedores de este privilegio. El tema más importante en esta historia ha sido la revelación de su infinito amor por los hombres en su Sagrado Corazón, que a través de la lanzada en su costado derramó en la forma del agua y sangre, aguas abundantes de salvación. Es desde ese momento que empieza la devoción al Sagrado Corazón, como nos dice San Agustín, y pasando por devociones privadas de santos como San Bernardo de Claraval, Santa Angela de Foligno, y Santa Gertrudis Magna, por nombrar sólo algunos, hasta San Francisco de Sales y Santa Juana Chantal que fundan la orden de la Visitación consagrada a los Sagrados Corazones de Jesús y María, que llegamos al medio de que Nuestro Señor se sirvió para que se difundiera públicamente esta devoción, Santa Margarita María Alacoque. A través de esta autobiografía, demandada por Nuestro Señor para vencer la reticencia de Santa Margarita María, se nos relata una historia de amor y dolor sublimes entre Nuestro Señor y Santa Margarita María que desemboca en grandes revelaciones que tienen como culmen la gran revelación, en que Nuestro Señor pide la institución de la Fiesta del Sagrado Corazón que actualmente festejamos al terminar la octava de Corpus Christi.