«Quizá sea exagerado afirmar que en este breve poemario hallamos algunos de los mejores poemas de Ana Patricia, pues otros libros también tienen un alto interés literario; lo que ocurre en La balada de la soltera es que, no solo el conjunto, sino también cada poema por sí solo tiene fuerza, sobre la casa, el café, la soledad…» [Del prólogo de Manuel Guerrero Cabrera]. «Me han resultado familiares componentes habituales en la poética de la autora como son el tomarse con humor el drama, la autocrítica, el entorno doméstico (una casa, un mundo), la expresión llana y sin artificios (que no sin belleza)… todo esto proporciona una lectura aparentemente fácil en la que se intuye el uso de la escritura como salvavidas, como puente tendido hacia delante y, a la vez, hacia sí misma. Que después del amor (con o sin hache) hay que poner una lavadora, es un conocimiento que se adquiere con el tiempo… y con la poesía. Y como la limpieza es otra de las debilidades de Ana Patricia no podía dejar atrás (aunque en cierto modo escribir un epílogo es dejarlo todo atrás) las referencias sobre el amoníaco, ese compuesto decisivo en el siglo XX, que lo mismo puede utilizarse con fines bélicos que para limpiar ventanas que para conseguir que los calamares floten sonriendo que para teñirse el pelo que para formar parte de un verso lesivo». [Del epílogo de Elena Román]. La Balada de la soltera obtuvo el primer premio del XLI Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro (2020). Esta es la versión completa de la obra con textos inéditos.