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LA CALLE DEL MEDIO
Tras el éxito de Mañana sin falta, su última novela, Justo Vila nos sorprende ahora con este conjunto variado de cuentos en los que vuelve a brillar a gran altura su poder narrativo. Muchos de estos relatos tienen como escenario la imaginaria villa extremeña de Trasluz y sus pedanías de Azófar y La Hoya, detenidas como levitando en el tiempo de los años 60. En ellas encontramos a personajes cuyas vidas parecen marcadas por un sello trágico de pobreza, marginalidad y persecución, como es el caso de la protagonista del cuento titulado La hija de mi abuela, cuyo monólogo ante la guardia civil nos recuerda el de Carmen ante el féretro de su marido, en la inolvidable novela de Miguel Delibes, Cinco horas con Mario. No faltan personajes entrañables como ese Gonzalo Esquina de la narración titulada La calle del medio (que da título a todo el conjunto) que, cansado de vivir, negocia con su ángel protector, en un rasgo mágico, que diluye las fronteras entre vida y eternidad. De la mano de Justo Vila acompañamos a Antonio Machado en el tren que le lleva a Segovia para tomar posesión de su cátedra, en noviembre de 1919, y somos testigos de su bonhomía y humor sosegado, en el incidente narrado en el cuento titulado ¡Qué digo amigos! Una característica común tienen estos cuentos: la de dar voz a los más humildes y vulnerables, a los perseguidos o rechazados, a los maltratados, víctimas de la soberbia, la prepotencia, el error policial (alguno de estos cuentos contiene todos los elementos de una novela negra), el racismo, el machismo, en sus más variados registros, épocas y lugares.