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LA CIUDAD DE LOS SABERES EN LA EDAD MODERNA
¿Qué miran los personajes del fresco de Giandomenico Tiepolo que protagonizan la cubierta de este libro? ¿Por qué nos dan la espalda? ¿Qué despierta hasta tal punto su curiosidad en el escenario urbano en el que se encuentran? En este libro obtendrán la respuesta a esta y a otras cuestiones relativas al desarrollo del conocimiento y del saber en las ciudades entre los siglos xvi y xviii. El volumen se articula en torno a tres ejes de reflexión: «Los ingenieros y el saber aplicado a la ciudad», «Artífices y agentes del saber» y «Saberes y espacios para el entretenimiento», a lo largo de los cuales distintos especialistas analizan cómo desde el Renacimiento las ciudades se convirtieron en un escenario privilegiado donde se desarrolló y difundió el saber. El carácter transversal que introduce el estudio de este extenso periodo histórico supone una novedad que permite dibujar un panorama rico en matices, al tiempo que determinar los puntos de continuidad y de cambio en los procesos de creación, circulación e institucionalización del conocimiento. Palermo, Orán, Valencia, Barcelona, Roma o Madrid, son solo algunas de las ciudades en las que arquitectos, ingenieros, pintores, mercaderes, vendedores ambulantes, libreros, eruditos o académicos construyeron y difundieron unos saberes que se tradujeron en edificios y se compartieron en espacios creados para ello. En la ciudad, el conocimiento circuló a través de libros, pasquines, estampas, dibujos, pinturas e, incluso, espectáculos ópticos dirigidos a un público cuya extracción social se fue ampliando a lo largo de toda la Edad Moderna. Esta obra colectiva sobre los usos, espacios y dinámicas del saber en la ciudad desde el Renacimiento hasta la Ilustración aborda un tema forzosamente interdisciplinar —el pasado de la ciudad en época moderna— a través de quince investigaciones provenientes de los campos de la historia, la historia del arte y de la arquitectura, así como de los estudios literarios y visuales. Al carácter transversal que introducen estas aportaciones, que ayudan a interpretar las continuidades y rupturas que los saberes científicos experimentaron entre los siglos xvi y xviii, se suma la novedad del punto de vista que puede proporcionar entenderlos en el escenario de las ciudades europeas de la Edad Moderna a través de las imágenes y descripciones que de ellas hemos heredado.