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LA CULTURA DEL VOLCAN
Lanzarote se conoce desde hace mucho como la isla de los volcanes. Ese lema resume su esencia paisajística. Pero suele olvidarse que las trascendentales erupciones del siglo XVIII también contribuyeron a modificar y moldear la cultura insular. En primer lugar, porque entre 1730 y 1736 fueron sepultados numerosos pueblos, elementos arquitectónicos,
terrenos de cultivo, restos de la cultura de los majos y hasta puertos que habían sido claves en los siglos previos.
Este libro indaga en esa isla que se perdió bajo los campos de lava, pero también relata cómo la población se acercó al nuevo y áspero territorio volcánico. Ese proceso de adaptación deparó formas culturales únicas, tanto en lo que toca al patrimonio material (agricultura, pesca, ganadería, arquitectura, transportes, turismo...) como al inmaterial (modos de vida, toponimia, religión, lenguaje, leyendas o la propia imagen de la isla). La culminación de esa transformación fue el reconocimiento de Timanfaya como parque nacional.