La proyección del vértice es un movimiento de ida y vuelta, donde principio y fin coinciden. En el principio, encontramos la condición necesaria que posibilita el movimiento. En la ida, la construcción del personaje poético y su manera de sentir y pensar; en la vuelta, la renuncia a todo aquello construido. Finalmente, tras la renuncia, encontramos de nuevo la condición de posibilidad, el principio necesario. La condición de posibilidad, como vértice y punto de proyección, se sirve del objeto de la palabra para proyectar en el plano del papel una propuesta textual ficticia aunque verosímil; una propuesta en forma de personaje que siente y piensa en el interior de los poemas.