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LA SANGRE QUE MUEVE EL MUNDO
Cómo el control de los hidrocarburos ha configurado el orden mundial durante siglos.
Desde finales del xix, cuando la vida comenzó a industrializarse, el petróleo ha sido el vector de la política internacional. Los hidrocarburos han movido, y mueven, las placas tectónicas de la geopolítica, la geoestrategia y la geoeconomía, y cualquier decisión del stablishment político y económico mundial, incluidas las guerras, pasa por el control de este ansiado recurso. Miguel Golmayo ha abordado este asunto con rigor, y lo ha plasmado en este fascinante relato que arranca en la Antigüedad, cuando el crudo era utilizado para embalsamar y para iluminarnos y que continúa con el surgimiento, ya en el xix, de las grandes sagas de empresarios como Rockefeller, Nóbel o Rothschild. Después dará paso al accidentado siglo xx, la fiebre del oro, la popularización de los automóviles, las guerras mundiales, la Guerra Fría, y un sinfín de conflictos causados en pos del dominio del petróleo y de las rutas para su abastecimiento (la Guerra del Yom Kipur, la revolución iraní del 79, la caída del muro, la guerra de los Balcanes, la de Irak, la de Afganistán, hasta la actual guerra de Ucrania).
La sangre que mueve el mundo pone de manifiesto la importancia que el petróleo tienen en la política de todas las naciones, no solo en materia energética, también en materia económica, de seguridad y diplomática. Aquí se desvela el peso de las grandes empresas del sector en el tablero internacional. La energía es, en todos los países, un asunto de seguridad nacional, y los servicios de inteligencia, privados y no, juegan un rol central actuando siempre en la sombra. Una obra reveladora, valiente y revolucionaria que arroja una nueva y, en ocasiones atroz, visión del mundo, que no dejará indiferente a nadie.