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LA SOLEDAD QUE NOS HABITA
Quizá la defensa de la soledad sea una búsqueda de un mundo más justo donde se cuiden la libertad y la razón para que la verdad condense brillantez. Sin embargo, la sensación de pérdida es tan evidente como la necesidad de rearmar éticamente nuestro tiempo: “El ser humano ha debilitado el glosario de su existencia y pretende ser el árbitro del gran partido del mundo”. Digamos que la autora se aproxima al todo de la vida a través de fragmentos de soledad, de una mirada, de las propias ausencias, del amor o del desamor; se trata de una soledad que se viste de corsario, que silencia las palabras, que se desnuda y nos brinda también serenidad, una soledad que podemos encontrar en nuestros pasos y en la ficción, que se percibe con síndromes nítidos y que se oculta con sigilo. Hay en estos poemas de Paloma Fernández Gomá unas visibles resonancias de humanismo solidario, movimiento en el que se inscribe la autora. Albert Torés