La vida de las dos protagonistas, Manuela y Julia, transcurre plácida hasta que una muerte violenta tiene lugar cerca de su casa, en pleno centro de Madrid. Encuentran el cadáver de un indigente en un inmueble abandonado y medio derruido. Este indigente, conocido en el barrio, había establecido una estrecha relación con Ramiro (amigo a su vez de estas dos mujeres), que sufre de manera especial por su desaparición. Estas dos señoras, jubiladas, y con una existencia más bien monótona a la que, especialmente Manuela, no se resignan, intrigadas por la afectación de su amigo, deciden ayudar a aclarar lo sucedido. Las dos se sumergirán en un viaje que tiene que ver más con ellas mismas de lo que esperaban. Probarán su valor y su amistad, y demostrarán que cada persona puede tener un papel fundamental en un orden complejo que circula sin ellas. En un momento vital en el que ya no cuentan y no son tomadas en serio, deciden rebelarse, metiéndose donde no las llaman, con su particular visión del mundo y sus experiencias vitales, no siempre agradables, pero que no les han hecho perder nunca el humor ni las ganas de pelea.