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LAS NOCHES EN LA POLACA
«... En todos estos lugares estuvo Pili, pero donde siempre estuvo fue en mi corazón. La Polaca no solo es un santuario de vida y emociones para mí, es el lugar santo donde en comuniones de pan y vino las gentes de alma pura purgan sus sombras. Más allá de las ficciones que aquí aparecen, aparece también Francis que es el oficiante real de todas las sintonías que se proclaman en este templo de la liturgia de la vida. Por todo ello y por mil cosas más que allí suceden y son ejemplo de vida, gracias por ser y estar...»