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MANERAS DE DECIR ADIOS
Una tarde de domingo un hombre muere de un paro cardíaco mientras folla con su amante en la Pensión Delgado. Llevan refugiándose allí veinticinco años, cada vez que hay partido del Betis. Dos amigos se reencuentran. Él la visita junto a la piscina de la que ella ya nunca se aparta. La ola de calor no cesa, ya nadie espera que lo haga. Desde allí pueden ver cómo el desierto avanza hacia ellos y todo se difumina y las imágenes se borran. Son Nuestros días. Rosendo el Bichobola es un hombre encerrado en una armadura perfecta por el capricho enfermizo de su padre, un gran señor feudal. Solo cuatro veces fui a casa de la Señora Sánchez, la vecina de mi abuela. La pared entre nosotros separaba dos mundos. A veces uno descubre que no tiene el corazón adecuado, el que de verdad le correspondería. A veces son los corazones mismos los que buscan el pecho acertado que los acoja. Es una Corazonada. Éramos solo cinco alumnos en las Clases de religión. Uno de ellos se llamaba Milo, y era mi nuevo y muy querido amigo. Pasó todo el curso dibujando plantas que crecían sobre las páginas del Nuevo Testamento. A algunos de no