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MIL Y UN AÑOS DE VIDA Y MUERTE EN SAN PELAYO
San Pelayo no es una mega urbe costera de millones de habitantes —en este enclave castellano de los Montes Torozos (entre Peñaflor y Castrodeza, entre Torrelobatón y Castromonte) en el momento que se escribe esto habitan 48 personas censadas—, ni recibe turismo extranjero, ni subvenciones, ni sale en los medios de comunicación. Su sobrenombre es el de los “Cuatro gatos”. Pero por San Pelayo han pasado generaciones de pobladores, se han establecido civilizaciones y acampado ejércitos. Sus tambores retumbaron por el valle del Hornija, su ganado pastó en sus campos y extrajeron de su fértil tierra madera y alimento. Miles de familias, desde la antigüedad hasta hoy, eligieron este lugar en el mundo para desarrollar su vida; nacieron al calor de sus hogares y fueron enterradas a la sombra de sus árboles, bajo la mirada de sus antepasados, reunidos en torno a la tierra. En cierta forma, San Pelayo no es sólo uno. San Pelayos hay muchos, y este libro los evoca. San Pelayo representa a tantos y tantos pueblos que de la ingente historia que acarrean hoy ya no pueden con su alma y se encuentran varados en la inmensidad de la España olvidada, perdidos e ignorados por la política demográfica sin que aparenten poder levantar la voz y cambiar el curso de un camino que parece llegar a su fin.