Una hermosa y sólida arquitectura lírica, construida con un puñado de sonetos y una mirada poética, intima, sobre la fragilidad del hombre, el fracaso y la mordedura del tiempo. Con una estructura biográfica, el poeta ahonda en los avatares íntimos de su existencia. Un poemario donde el paisaje interior, tempestuoso, nos acerca a la realidad y al conocimiento del ser hacia la muerte; la esencia del hombre como un ser atormentado, que, sin embargo y a pesar del tiempo y del fracaso, ha contemplado la serenidad de ese conocimiento: la lucha del hombre contra sí mismo y contra el olvido. Unos versos dotados de esa penumbra, de esa música tenue, llena de belleza, honda en sus matices, a veces cruda y enigmática, como una cartografía limpia y precisa, entre ese afilado juego de espejos que reflejan las diversas realidades de una vida. Una lucha sorda entre la realidad y el Paraíso.