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NIÑO CANIBAL
Niño caníbal, como el resto de su alegre tribu, está siempre atento para ver a quién le puede hincar el diente. A priori, nadie está a salvo de esta voraz pero simpática gente, acostumbrada a resolver sus problemas en la mesa; ni el vendedor ambulante, ni el perro, ni los alumnos que desafinan, ni tampoco —¡ay, qué pesar!— la mamá.