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PANORAMA DE MADRID Y SUS CAFES
En esta publicación interesa la historia de los cafés de la ciudad de Madrid en el período comprendido entre 1765 y 1939, teniendo presente el contexto social y cultural del momento. La elección de la primera fecha citada responde al hecho de que fue en ese año cuando se instaló la fonda de San Sebastián (calle de Atocha), con un café —célebre por acoger una importante tertulia literaria— que podría considerarse como el primero de Madrid. Por su parte, la segunda fecha (1939) ha sido establecida en función de la finalización de la Guerra Civil, hito trascendente que tuvo también su impacto en los lugares fundados para la conversación y el intercambio de ideas. Este conflicto bélico hizo desaparecer el mapa de los cafés históricos y cambiar, en la mayoría de las ocasiones, su función.Madrid fue una urbe de cafés y la costumbre de asistir a ellos estaba muy arraigada en la población. No solo se iba a tomar café sino que lo que se consumía no era más que un pretexto para hablar, sociabilizar y encontrarse. Cada uno de ellos tenía su propia fisonomía y clientela. Para su estudio, hemos estructurado este libro en cuatro capítulos: en el primero, presentamos una breve historia del café como producto vegetal y como establecimiento público; en el segundo, realizamos un recorrido histórico por los cafés madrileños partiendo de sus orígenes (concretados a mediados del siglo xviii) y trazando su evolución a lo largo del siglo xix, momento en el que alcanzaron su pleno esplendor; en el tercero, nos centramos en su estudio durante el primer tercio del siglo xx, cuando la mayoría de ellos renovaron su aspecto ochocentista por otro más acorde con los tiempos modernos. Asimismo, tras la finalización de la Primera Guerra Mundial se produjo el inicio de la decadencia del café clásico y la consolidación del bar como expresión de una nueva manera de vivir; y, en el cuarto, cerramos con un epílogo en el que reflexionamos sobre el devenir de estos espacios de sociabilidad durantela contienda civil y en los años inmediatos.La evocación que el escritor zaragozano José Blasco Ijazo hizo en los años cuarenta de estos lugares sintetiza muy bien lo que fue en esencia el café, es decir, una auténtica institución para la vida: […] Al Café se acudió antes, no solo a tomar la degustación sino a conversar, a observar, a opinar, a discutir, a dar lecciones, y a propagar noticias… ¡Las cosas que se habrán arreglado en el Café! […] Porque los habituales del Café constituyen una enciclopedia humana y porque no existe tema de la vida, de las artes y ciencias, que no se plantee en torno a una mesa de café.