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PARECÍA UNA BUENA IDEA
Volver a casa para la boda de su padre no será fácil para Adele. No solo porque no ha vuelto desde que cumplió los dieciocho años, sino lo que es peor, porque se enamoró del socio de su progenitor y se marchó dejando tras de sí un buen desastre. Pete, quince años mayor que ella, había sido su amor desde que tenía uso de razón. Sin embargo, aunque ella lo veía como algo más, para él no era sino una confusa amistad. Si a esta ecuación añadimos al padre de Adele, el resultado para Pete fue una nariz rota y su empleo pendiendo de un hilo. Por eso, que ella se fuera le alegró tanto como a los demás. Ahora, han pasado siete años y todo ha cambiado. Adele ya no es una niña, sino una mujer adulta más que dispuesta a presentarse en la boda de su padre y comportarse. Sin embargo, al volver a verlo, surgen en ella sus antiguos sentimientos. Y es que, a veces, el primer amor nunca se olvida.