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PEPE CAÑADULCE EL HOMBRE DE ACERO INOLVIDABLE
La pequeña historia que cuento fue la gran historia de un héroe que pasó entre humanos y no supieron verlo como tal, salvo un pequeño llamado Joselito; un niño diabético capaz de traspasar las barreras de lo aparente y de ver, en los ojos del débil, una perfecta razón para existir. El hombre de acero inolvidable, en este cuento, lleva su propio nombre. Pero todo pueblo ha conocido uno, a mi pueblo y a mí nos tocó conocer al bueno e intrépido de "Cañadulce". Fue un personaje de pueblo en los años 60/70. Conocido popularmente en la isla de Gran Canaria por su peculiar forma de pregonar las fiestas. Una persona muy real, muy sentido por los niños de aquella época. A día de hoy padres o abuelos. Sufría un retraso mental, eso lo hacía diferente al tiempo que lo perjudicaba. Aun así, forma parte de nuestra historia popular como personaje fantástico y enigmático. Supo ganarle el pulso a quienes le hicieron la vida un imposible. El cuento se traslada hasta nuestros días de la mano de Joselito, su gran amigo. Distinto también por su problema de diabetes. Su distinción termina por adentrarlo en el mundo de la medicina y, su pregón, aviva una denuncia contra la explotación de los niños del coltán en el Congo.