... Toda clase de arte y escritura de ficción es ilusoria por cuanto nos eleva momentáneamente a un mundo irreal, haciéndonos conocer paisajes y espejismos que nos proporcionan angustia o felicidad, o bien ese horror ficcional cuyas heridas quiméricas son buenas para nosotros, porque nos descargan de tensiones inconscientes o de las torturas de la conciencia. Pero, si todo arte es ficticio, porque es irreal, aunque sea realista, es decir, imitador mimético, posee la oscura cualidad de traer hasta nosotros pesadillas o ensueños personales o colectivos que se filtran en nuestro mundo y parpadean entre la realidad y el fantasma. Nos referimos al arte fantástico, el más potente, el que prefiere el horror y la melancolía extrema a la mera contemplación... ... El arte fantástico, ya se plasme en escenografía, pintura, literatura o cine, nos inquieta, pero al mismo tiempo provoca en nosotros emociones placenteras, porque nos ayuda a reconocer, combatir y vencer nuestros miedos interiores, que no podemos gestionar con las luces de la razón... Pilar Pedraza, pasajes del prólogo de la obra