Haz clic en la imagen para ampliarla
¿QUÉ SERÍA DE MÍ?
Esta pregunta me acompaña desde mi adolescencia. Ya pasaron más de tres décadas, y aún sigo preguntándome: ¿Qué sería de mi vida sin el arte? En este largo camino, ha sido mi guía, mi compañero de viajes, mi sueño, mi despertar, mi hambre, mi dolor, mi condena, mi libertad. Está en todas partes, no me deja solo, no. Está allí en una vieja madera, en un cartón, en un trozo de metal, en un trastero donde se acumulan viejos e inservibles objetos o en un simple y pálido lienzo; y me seducen, me provocan, se sirven de mí para cobrar vida, pero a cambio, me la dan. Solo he de sentir algunas de mis obras para darme cuenta de cómo nos hemos necesitado mutuamente día tras día. ¿Cómo no serle fiel mientras tenga vida?