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¡QUIERO EQUIVOCARME!
Parece que ahora los niños y niñas están superprotegidos, para evitar que se hagan daño, se manchen, cojan el más mínimo catarro o corran cualquier clase de peligro, por pequeño que sea. Pero eso les impide practicar deportes, ejercitarse, explorar, jugar, divertirse… y también aprender. Por eso los protagonistas de esta historia reclaman su derecho a equivocarse. Veremos quién gana esta partida.