La rutina diaria de un vecino de Malpica, de un hombre, ya entradito en años, que solo aspira a dormir su siestecita diaria plácidamente; con una esposa que se lo impide continuamente y unos vecinos cómplices en ese «robo siestero». Los piques cotidianos, tan tiernos como intrascendentes y descabellados, entre estos «niños» próximos ya a los ochenta. El devenir diario de uno de tantos pueblecitos castellano-manchegos, un pueblo tranquilo, solo alterado por algunos robos que se producen de vez en cuando. Un recorrido humorístico por esas costumbres, por ese argot tan peculiar, por esos chascarrillos tan propios de esos malpiqueños genuinos, de los que todavía quedan a día de hoy; de esa gente de campo, tan ruda como sana. Una hilarante incursión del autor en su propia identidad, en sus propias raíces, en su propio hábitat…, con el firme propósito de hacer reír, de hacer disfrutar con su propia esencia, tanto a «propios»… como a extraños.