Crestas, recicle, deseo, ternura, helechos y zarzas. Lejos de ser un pastel complaciente, Si molesto… me quedo es la declaración de una generación que busca la fe en los cambios y el movimiento en un hogar alternativo, y abraza lo que tiene enfrente. Es el disfrute de sentarse en un escalón a comer pipas o el sufrimiento de alejarse de la familia electa amada. Desde el retrato de la fauna urbana, pasando por amaneceres de rave y la anarquía relacional envolvente de los que viajan por necesidad, hasta la paz de agradecerle a una vela verde o a las criaturas fuertes que parecen a simple vista frágiles. En este libro hay amor, mosqueo, hay hogares okupados y trabajo en el campo, hay aprecio a todo lo que existe, descampados y oportunidades. La gratitud y la revolución son la clave para entender lo que aporta aquello que para algunos seres puede resultar molesto, incómodo y extraño. Una dedicatoria al recorrido por el mundo del animismo, a las voces que son calladas e invisibilizadas, para que suenen alto y tú sonrías a veces.